Os aconsejo ver una película – WALL-E -, la habréis visto los que tengáis hijos pero ahora quiero que la veáis con otros ojos, dando un paso atrás para no centrarse en la historia de amor que aparece a primera vista, mirad detrás de esa historia y veréis en que se convertirá la humanidad porque paso a paso la tecnología nos marca un camino en el que solo obtendremos el título de la película… la “pared-electrónica” que separara a las personas.
Todo el mundo dice saber escuchar pero… ¿de qué sirve escuchar si no somos capaces de responder?, ¿el silencio es respuesta para quien nos necesita?, no, por mucho que queráis, no es respuesta, aquel que necesita expresar su vida con palabras necesita palabras para sentirse vivo.
Aun hoy hay personas que se esconden tras el velo del silencio para esconder sus pecados o virtudes, aun hoy existen los pactos en los cuales una persona decide silenciar su alma y tú, obligado, has de acallar la tuya aunque te envenene lenta pero irremediablemente. La lealtad te obliga, el miedo te atenaza y poco a poco pierdes la vida a la espera de unas palabras que te niegan taxativamente por mucho que supliques escucharlas.
Estamos destruyendo la humanidad que queda dentro de las personas, silenciando ideas que cambiarían el mundo para hacerlo mejor y más agradable simplemente porque no se pronuncian. Personalmente he recibido más “te quiero”, “te estimo”, “te extraño” o “te recuerdo” en mi e´mail con los powerpoint que los que he oído jamás pronunciados por mis seres queridos, hemos degradado un sentimiento, unas palabras que antes significaba un mundo para convertirlas en algo que podemos hacer desaparecer con una tecla, ¿hasta cuándo seguiremos así? ¿Cómo hemos llegado a esto?
Nunca es tarde si… comenzamos por dar, al menos, los buenos días al vecino
